¿Dónde está el hogar del pudú?


- 8 de marzo de 2022

El crecimiento de Concepción está llevando los límites de la ciudad muy cerca del hábitat del pudú. Los perros, que en casa son una simpática mascota, son el nuevo enemigo de este ciervo chileno.

AUTOR: SEBASTIÁN HENRÍQUEZ
EDITORAS: ALEJANDRA YOBÁNOLO Y JAVIERA ZÁRATE.

¡A ordenar, a ordenar, cada cosa en su lugar!  Esta es una canción que muchos escucharon en el jardín infantil, al momento de organizar juguetes y útiles que se habían utilizado en el día. A los/as niños/as se les enseña la importancia de ordenar siguiendo un propósito, como el no poner las témperas con los peluches o muñecas que puedan mancharse, o el acomodar todos los bloques de madera juntos. Todo tiene un porqué, una razón lógica. Parece una lección básica, pero no lo es…

La misma idea funciona cuando hablamos de especies animales, como el pudú, el ciervo más pequeño de Chile, y los perros, reconocido y amado compañero del humano. Esto, ya que la convivencia entre ambos no es factible, aunque de por sí sean especies más bien pacíficas y consideradas simpáticas.

En el Parque Nacional de Nonguén, que se ubica en varias comunas del Gran Concepción, viven muchos pudúes. Ana Hinojosa, profesional veterinaria de la Corporación Nacional Forestal, CONAF, nos comentó que ha visto a varios gracias a la instalación de más de 60 cámaras trampa en la zona, las cuales permiten fotografiar y grabar la fauna nativa de un espacio sin causar disrupciones en su rutina. 

Este parque tiene 3.036 hectáreas y es el último remanente importante del Bosque Caducifolio de Concepción. Antes, este tipo de bosque cubría buena parte de la Cordillera de la Costa, pero siglos de explotación agrícola y forestal redujeron su extensión.

Acá se protegen especies como el raulí, el tineo y la huillipatagua y bajo la sombra de estos árboles, se halla bien a gusto el Pudú puda, nombre científico de este ciervo.

Tres mil hectáreas parecen mucho terreno, pero según Ana Hinojosa, para los efectos de la protección de la especie no es tanto. “Es un gran desafío preservar un ecosistema en un espacio tan pequeño, porque el zorro, el pudú o el puma, necesitan grandes ambientes”, aseguró.

A lo anterior se suma el contínuo crecimiento de Concepción, poniendo una presión sobre este espacio natural que ya se encuentra a 20 minutos en auto desde el centro de la ciudad. 

“Podemos hacer el trabajo de conservar este espacio, pero aún si tenemos éxito, se encuentran con amenazas que no tenemos cómo regular. No podemos controlar la parcelación, por ejemplo. Yo entiendo que todos/as quieran vivir cerca de la reserva, pero llevan sus gatos, perros y estos andan libres y las especies corren peligro”, señaló la experta.

Ni los gatos ni los perros habitaban Chile antes de la llegada de los españoles, y aún con su asentamiento la fauna local no evolucionó para defenderse de estos animales, caracterizados por ser buenos cazadores. Por esto, las aves del parque son víctimas de gatos asilvestrados, y el pudú, que pesa menos de 10 kilos, no es capaz de hacer frente a una jauría de perros.

“El pudú no sabe cómo defenderse. A veces rescatamos algunos ejemplares que llegan graves, con muchas mordeduras”, nos cuenta con preocupación la veterinaria de CONAF.

Luciano Pérez, director nacional del Comité Pro Defensa de la Flora y Fauna, CODEFF y presidente del Consejo Consultivo de la Reserva Nonguén, declara que los perros son un tema nacional muy grave. “La gente los ve como mascotas, pero hay personas que no saben qué hacer con sus perros y los abandonan. Estos animales buscan cómo vivir y lamentablemente, se alimentan de especies como el pudú”, relató el director.

Lo más grave, es que el pudú cumple un rol muy importante. Similar a las abejas y su ayuda en la polinización, este pequeño animal come los frutos que dan los árboles, y sus deposiciones están llenas de semillas cubiertas con el abono perfecto para germinar. Junto a esto, cumple un rol en la cadena alimenticia nativa, siendo sus depredadores naturales los zorros o pumas.

Así que cada vez que una jauría de perros abandonados termina con la vida de un pudú, afecta al bosque completo, que no tiene cómo renovarse. El bosque que protege el parque, tiene a su vez un rol. En este lugar nacen los esteros que brindan agua potable a comunas como Penco o Concepción.

¡O sea que, si los perros acaban con el pudú, a largo plazo, corre peligro toda la ciudad!

Darío Moreira, subdirector del Laboratorio de Estudios del Antropoceno de la Universidad de Concepción, y especialista en ecología, dice: “Existen maneras de hacer convivir a las mascotas con la fauna nativa. Hay que informar a la comunidad del impacto que tienen acciones que a veces parecen inofensivas, como tener mascotas o dejar mal dispuesta la basura”.

Afortunadamente, agregó Ana Hinojosa, ya hay iniciativas de educación ambiental, y sobre todo de tenencia responsable de mascotas, que dan una luz de esperanza. “Concepción es un muy buen lugar para comenzar a enseñar educación ambiental”, aseguró.

Y tú, ¿cómo crees que podemos salvar a los pudúes?