La universidad de las arboledas


- 8 de marzo de 2022

La huella geológica de las y los seres humanos no tiene por qué ser necesariamente dañina. Hay ejemplos, como lo es el mismo campus de la Universidad de Concepción, que cuentan cómo es posible rescatar el patrimonio natural.

AUTOR: SEBASTIÁN HENRÍQUEZ
EDITORAS: ALEJANDRA YOBÁNOLO Y JAVIERA ZÁRATE

¡Qué dura es la época denominada Antropoceno! Hay una crisis climática en curso, se pierden especies únicas de animales y plantas, y por añadidura, el paisaje se vuelve el mismo en lugares distantes.

¿Qué podemos hacer?

Un viejo refrán, dice que el mejor momento para plantar un árbol fue hace 50 años, pero que el segundo mejor para hacerlo, es ahora. Cuanta fortuna entonces, de que en la Universidad de Concepción se hayan plantado árboles de distintos lugares del mundo hace cincuenta, y a veces más, años.

El campus Concepción de la UdeC fue declarado monumento histórico nacional en 2016, fundamentalmente por el valor arquitectónico del sector central. Ahí, destacan edificios como el Arco de Medicina, el Foro o la Biblioteca.

Pero además de edificios, hay 40 especies de árboles, ocho de ellas nativas. Un conjunto muy valioso del cual, a decir de Cristóbal Pizarro, director del Laboratorio del Antropoceno: “recién estamos comenzando a comprender su dimensión patrimonial”.

Es que, el valor histórico de los edificios era cosa sabida desde un comienzo. En 1919, cuando se creó la UdeC, la idea de sus fundadores era construir un campus con un amplio parque, tomando como modelo grandes universidades norteamericanas.

“Hay un quillay, por ejemplo, que estimamos tiene más de doscientos años. Un siglo más que la universidad misma, y está a un paso de la Facultad de Derecho”, cuenta el doctor Pizarro.

“Hay árboles que nos ‘hablan’ de cómo se pensó y creó el Campus y la ciudad durante el siglo XX, del trazado original de las calles y de la visión de planificadores/as y arquitectos/as de la época. Otros, nos muestran el valor cultural de especies nativas de otros lugares de Chile, como el Canelo, árbol nativo sagrado del pueblo mapuche, permitiéndonos así educar a las personas”, señala el académico de la Facultad de Ciencias Forestales.

Junto a esto, también encontramos ejemplos de convivencia problemática con especies exóticas, sobre lo cual Pizarro asegura la importancia de distinguir a los “invasores” de los que no lo son. En ese sentido, destaca el rol que especies foráneas cumplen en lugares como campus, plazas o jardines. 

“Los parques y plazas de las ciudades son pequeños oasis que albergan diversidad de especies nativas y exóticas que conviven conformando un paisaje heterogéneo donde no existe la competencia por recursos”, señaló Pizarro.

También fue señalado por Cristóbal Pizarro, el importante rol que cumplen estos espacios para acercar a la comunidad a un entorno natural y promover la valoración de la biodiversidad, beneficiando la calidad de vida de las personas. “En estos lugares se puede fomentar la convivencia entre especies nativas y exóticas no invasoras, que son parte del paisaje y de la identidad de las personas del campo y la ciudad”, finalizó.

¡O sea, estos lugares son un ejemplo de cómo el ser humano puede transformar el paisaje de manera positiva!

Eso sí, mantener este arbolado requiere de esfuerzo. En el caso de los parques, los municipios cuentan con una dirección a cargo. La UdeC, por su parte, creó en 2019 la Mesa de Trabajo de Arbolado Urbano, con especialistas de las facultades de Ciencias Forestales y de Ciencias Naturales, con la idea de conocer y preservar este patrimonio.

¡En resumen, estos lugares son un ejemplo de cómo el ser humano puede transformar el paisaje de manera positiva!

Y para ti, ¿qué rol cumplen los árboles en tu comuna?