Distintas historias para un solo río


- 8 de marzo de 2022

En Alto Biobío se encuentran varias visiones de lo que puede ser un río. No todas apuntan a lo mismo y ahí, dicen los locales, está una de las claves para entender la crisis hídrica.

AUTOR: SEBASTIÁN HENRÍQUEZ
EDITORAS: ALEJANDRA YOBÁNOLO Y JAVIERA ZÁRATE.

¿Qué es un río?

A primera vista es una pregunta algo extraña, ya que es algo que todos conocemos. Vamos al río a bañarnos durante el verano y sabemos que de alguna forma sacan de ahí el agua que llega por cañerías hasta la llave de la cocina cuando nos servimos un vaso.

En cada ciudad, hay un río. En Concepción el Biobío, en Nacimiento el Vergara; o al menos hay uno próximo. Yumbel queda cerca del Río Claro, Los Ángeles del Río Laja y el mismo Biobío. Arauco está a pocos minutos del río Carampangue.

Según la Organización de Naciones Unidas, un 90% de la población del mundo vive a menos de 10 kilómetros de un río. ¡Es muchísima gente!

En base a esto pensaríamos que río es de esas palabras que cuando suenan, todos sabemos de qué se trata, no hay que buscarla en el diccionario, ¿o no? No siempre. Pues sucede que, junto con saber de qué se trata cuando hablamos de un río, también todas y todos pensamos en un río diferente. Es conveniente comprender esto, porque si bien todos/as sabemos qué es un río, la idea y los usos que tenemos de un curso de agua, riachuelo, afluente, torrente y otros sinónimos, puede ser muy diferente.

Eso es lo que ha pasado en Alto Biobío, una comuna que, como su nombre bien indica; queda en la parte alta de este río. Allí, desde 1994 se han construido micro y grandes represas. Cada una de estas obras significó grandes inversiones y en conjunto, representan aproximadamente el 10% de la capacidad de generación de energía que tiene el Sistema Eléctrico Nacional.

Así que este río, embalsado y conducido a turbinas que producen electricidad, es el que hace funcionar lavadoras, refrigeradores, celulares y muchos otros artefactos eléctricos.

Para las personas que viven en esta comuna, el río tiene una historia diferente. En Alto Biobío un 86% de la población se identifica como pewenche,  pueblo originario que habla un dialecto del mapudungún. Para ellos/as, la construcción de represas significó un quiebre en la relación con el curso de agua.

En enero de 2022, el alcalde pewenche de Alto Biobío, Nivaldo Piñaleo, encabezó una delegación que busca que se reconozca este valor en la nueva Constitución. “Queremos proteger y recuperar el territorio ancestral y sus recursos para cuidarlos y compartirlos sanamente, en equilibrio con la naturaleza y con la comunidad”, señaló el alcalde al entregar una propuesta de norma.

María Curriao, dirigente de la comuna y parte de la comitiva, explicó parte de sus metas. “Queremos que las empresas no abusen del territorio y que cumplan los acuerdos de reparación“, expresó.

¿Cómo conciliar estas visiones? Es difícil, pero no imposible.

Hay otra versión de esta historia, que cuenta cómo los ríos sirven a las personas, no sólo generando electricidad, sino también con servicios elementales como entregar agua para beber o regar.

La científica Camila Bañales, doctora en Ciencias Ambientales, dice que esta última visión se parece mucho a la que le ha dado el tiempo que lleva estudiando el Biobío. “Hay hartos puentes en común entre la visión de los ríos, el agua en general y el medioambiente, con la visión de la ecología, que ve el río como un ser vivo. Son espacios en común entre el conocimiento ancestral y el científico”, nos comentó.

Las ideas pewenche del respeto al río, de la importancia de compartir un recurso tan importante como el agua, cobran relevancia porque plantean soluciones. Estas son recetas ancestrales para problemas actuales.

Y para ti, ¿cuál es el río de tus historias?